Friday, January 15, 2010

País sin luces



La foto de arriba no muestra a Venezuela de noche sino a Corea del Norte. Un país sin libertades, sin economía, sin diversiones, con hambre y sin alegría. Un país sin luces cuyo perfil oscuro contrasta fuertemente con el conglomerado de ciudades iluminadas de su vecina del sur.

La primera vez que vi esa foto me quedé impactada ante una correlación tan clara entre libertades y lúmenes. Tal correlación comienza a sentirse en Venezuela donde se ha llegado al punto del racionamiento forzado de electricidad para evitar que la red energética colapse.

Estamos hablando de Venezuela. Un país rico en petróleo, gas, carbón, de inmensos recursos hidroeléctricos y un sol omnipresente. Un país de gente joven competente y luchadora, con Universidades de primera y profesionales altamente calificados.

La pregunta es ¿Cómo es posible?¿Cómo se pudo llegar a un tal estado?

Las respuestas técnico-económicas son muchas: no se previó el incremento de la demanda, no se hizo mantenimiento a plantas claves, no se evaluaron los costos e impactos de las nacionalizaciones eléctricas, no se estudiaron las probabilidades de sequía intensa, se pararon desarrollos hidroeléctricos, no se financiaron plantas de gas...en fin, son muchas las cosas que no se hicieron. Pero la razón principal es que Venezuela es un país sin luces.

Los países sin luces son aquellos que caen inexorablemente en el oscurantismo, a todo nivel y Venezuela emprendió ese camino hace once años cuando decidió apostar a un militar golpista para buscar un futuro mejor.

Suelo decir que no se puede hacer las cosas mal y esperar un buen resultado. Hace once años, los Venezolanos hicieron justamente eso: le entregaron las riendas del país a un aspirante a caudillo que claramente no respetava las instituciones democráticas; no se puede esperar entonces que el resultado sea una democracia pujante y próspera.

¿Porqué? Sencillamente porque el país ha sido gobernado once años con un objetivo distinto al de la prosperidad democrática. El objetivo ha sido el de todos los tiranos de este mundo: permanecer eternamente en el poder. Es así como todos los recursos, las fuerzas, las reservas y las energías del país han sido consacrados durante once años a satisfacer tal objetivo.

No es de extrañarse, entonces, que no haya luz, ya que los recursos humanos y materiales de la nación no fueron encauzados hacia resolver tales minucias como la suficiencia energética sino que tuvieron como único objetivo mantener a Hugo Chávez eternamente en el poder. Se usaron para combatir a la oposición, comprar amistades en el exterior, pagar campañas, asegurar marchas, comprar armas, proponer reformas, ganar referenda, cerrar televisoras, callar radios, nacionalizar empresas, crear listas negras, perseguir disidentes, cambiar leyes y crear el más grande poderío mediático que haya tenido Presidente alguno.

Mientras tanto, los planes eléctricos se aplazaban, las empresas eficientes se nacionalizaban, los ingenieros eran apresados o se marchaban, y las luces del país se fueron apagando poco a poco.

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